jueves, 20 de octubre de 2011

El bicho mas raro del mundo


El bicho más raro del mundo

Cuento sobre el orden



En cierta ocasión, sucedió que varios investigadores estaban en la selva tratando de estudiar al bicho más raro del mundo. Nadie lo había visto y sólo se sabía de su exitencia por algunos restos y su sonido característico, parecido al ladrido de un perro con dolor de muelas "guuuuuuuuhhh....ay!", y todos querían ser los primeros en fotografiarlo y estudiarlo. El "bicho" era un animal nocturno, así que durante el día los científicos se entretenían con otros estudios o hablando unos con otros. De entre todos ellos, llamaba la atención Sir Walter Tickishmikicks: era un señor muy formal y agradable, con un pequeño bigotito y un gran sombrero de explorador, pero que todos los días, antes de merendar, dedicaba una hora sentado en su mesa a colocar todos sus objetos y aparatos con meticulosa precisión: el cuaderno de notas, justo al borde, en al lado derecho de la mesa, un poco más allá de la grabadora y junto a los 5 lápices: negro, rojo, azul, verde y amarillo, siempre en ese mismo orden; la lámpara hacia el final de la mesa, al lado de la cámara fotográfica, en la izquierda... y así todas las cosas, hasta el más pequeño de los detalles. Todos pensaban divertidos que aquel hombrecillo era el mejor ejemplo de la famosa obsesión de los ingleses por el orden.
Muchas noches estuvieron en aquella zona los investigadores antes de que apareciera el bicho, y algunos dudaban hasta de su existencia, hasta que finalmente apareció. Fue de repente, mientras todo estaba en silencio, cuando a sólo unos metros de los investigadores escucharon alto y claro su gruñido de perro con dolor de muelas. Duró un instante, porque el revuelo de los investigadores buscando sus cámaras y cuadernos asustó al animal, que huyó rápidamente sin dar tiempo a ser visto o estudiado con detalle.
A la mañana siguiente, todos comprobaron sus hallazgos: algunos habían conseguido grabar su gruñido, otros anotar su forma de moverse y los más afortunados incluso fotografiar una parte de la cola o las patas. Todos se felicitaban por sus logros, pero cuando vieron los trabajos de Sir Walter, no salían de su asombro: ¡él solo había conseguido varias fotos al completo, además de grabar su gruñido y hacer anotaciones a todo color sobre el animal! ¡ y todas eran perfectas!
Enseguida corrieron a felicitarle como el mejor de todos ellos, comprendiendo que su manía por el orden era la mejor foma de prepararse para trabajar a oscuras, y que gracias a eso había podido utilizar la grabadora, la cámara, el cuaderno y los lápices en décimas de segundo, sin necesidad de buscar dónde estaban. Por supuesto, los trabajos que hizo sobre el "bicho más raro del mundo" hicieron famosísimo a Sir Walter, quien además de crear una exitosa escuela para investigadores y científicos llamada OPI, "Orden Para Investigar", tuvo el honor de poder dar nombre al animal. Y como todo aquello fue tan divertido y le había gustado tanto, al recordar su característico gruñido, no dudó en llamarlo el animal "Másguay".